En los últimos años ha aumentado la urgencia de tomar acciones para la mitigación y la adaptación al cambio climático. Una estrategia utilizada por varios países es la asignación de un precio a las emisiones de carbono, ya sea mediante la adopción de un sistema de comercio de emisiones (ETS) y/o la implementación de un impuesto al carbono. El primero, ETS, establece un tope de emisiones es de GEI, esto crea oferta y demanda de bonos de carbono. El impuesto al carbono varía entre países, en Colombia establece un precio por cada tonelada de CO2 generada por la combustión de los combustibles, a su vez las empresas pueden no pagar el impuesto si demuestran reducciones de GEI. Es decir, mediante la compra de bonos de carbono en proyectos REDD+.

Las iniciativas REDD+ (Reducing emissions from deforestation and forest degradation) buscan reducir emisiones de GEI a través de diferentes tipos de acciones relacionadas con el fortalecimiento de la gobernanza forestal, la implementación de procesos productivos sostenibles, el manejo forestal comunitario y la conservación de la biodiversidad. En Colombia, para el 2021, se registraron 98 iniciativas de mitigación de GEI del tipo REDD+ según el Registro Nacional de Reducción de Emisiones de GEI – RENARE. Sin embargo, tener una gran cantidad de iniciativas no significa que todas estén generando un impacto positivo sobre la deforestación. Según Simonet et al. (2018) uno de los grandes retos que enfrentan los programas REDD+ es la complejidad para evaluar el impacto local de estas iniciativas, debido a la heterogeneidad de los tratamientos, dificultad para construir un contrafactual, diferencias en las mediciones de datos y escalas, entre otros.

Son limitados los estudios del impacto de las iniciativas REDD+ sobre la reducción de la deforestación, pero aún menos son los estudios que han investigado los efectos indirectos de estos programas (Jayachandran et al. 2017; Simonet et al. 2018b). Gracias a las conversaciones con la comunidad de la Plata y a las presentaciones de Santiago Valencia, líder comunitario, en el presente ensayo exploro cualitativamente las externalidades del proyecto REDD+ Bahía Málaga y Bajo Calima. Además, mediante revisión de literatura analizo efectos indirectos de otros proyectos REDD+ en Colombia.

Como comentó Santiago Valencia en el Pacifico colombiano hay 8 proyectos REDD+. En particular, el proyecto Bahía Málaga y Bajo Calima inició en el 2011, como ellos dicen “empezamos a cosechar en el 2011” y después de un largo proceso de gestión, gobernanza y trabajo comunitario en el 2020 tuvieron su primera venta certificada de bonos de carbono, “la primera cosecha”. Antes de esta experiencia en Bahía Málaga, no había visitado ningún lugar en el cual se desarrolle un proyecto de generación de bonos de carbono. En cambio, sí había estado en una conferencia en la cual una empresa ofrecía “soluciones ambientales estratégicas” de reducción de emisiones a compañía petroleras, por lo tanto, mi percepción sobre los proyectos de reducción de emisiones de GEI era dudosa e incrédula.

El proyecto de Bahía Málaga además de tener un impacto positivo en reducir emisiones de CO2 causadas por degradación y deforestación, ha generado otros efectos indirectos sobre la comunidad, la biodiversidad y el conflicto. Desde el punto vista de la comunidad los efectos han sido múltiples: primero, fortaleció la gobernanza al buscar la aprobación de cada una de las familias de la comunidad y sobre todo de los 70 madereros; segundo, fortaleció relaciones con centros comunitarios (CC) cercanos como el de Bajo Calima con el cual suman 83.269 ha, como decía Santiago “Juntos somos más”, sin embargo, trabajar en conjunto con otro CC también representa retos y dificultades, de las que hablo más adelante. Tercero, con los recursos provenientes de la cosecha se han llevado a cabo proyectos de infraestructura, como la construcción de un puesto de salud también se crearon planes de contingencia y protocolos de bioseguridad durante la pandemia, de esta manera mejoran la calidad de vida de la comunidad. No todos los efectos son positivos, algo que noté, es que la distribución de beneficios es inequitativa, pues al estar orientada a reducir la deforestación, los primeros que se beneficiaron y priorizaron fueron los madereros, como Don Arsesio quien antes era maderero y gracias a la financiación de BIORED construyó su casa y una tienda. Por lo tanto, el proyecto REDD+ pudo generar incentivos para convertirse en maderero ya que a ellos les beneficia más.

En cuanto a los efectos sobre la biodiversidad el proyecto REDD+ favoreció la conservación de especies, por ejemplo, algunos miembros de la comunidad se encargan de realizar monitoreo a las tortugas marinas que encuentran o que terminan en redes de pescadores. Así mismo, me comentaron que recientemente han observado animales que antes no se veían tales como jaguares, de hecho tienen instaladas cámaras trampa para capturar fotos de animales.

El efecto del proyecto REDD+ sobre el conflicto tienen dos frentes, por un lado, con el apoyo de los salvaguardas territoriales que recorren territorio, no permiten la entrada de otros actores o personas externas. Entonces como decía Santiago “estos proyectos es lo único que puede hacer frente a la coca y a la minería ilegal. No obstante, por otro lado, los proyectos REDD+ pueden generar incentivos para que grupos armados ilegales deseen tener control sobre estos CC. Nils Ranum, investigador de Rainforest Foundation de Noruega afirma que “La expectativa de un mercado de carbono ha distorsionado los objetivos de REDD, entre los que está apoyar a las comunidades que viven en los bosques y dependen de ellos, desencadenando conflictos por la tenencia de esas tierras”. Por otro lado, otro efecto negativo que se puede generar cuando no se tiene una buena gobernanza en los CC es la corrupción y perpetuación de poderes.

Así mismo, en el episodio Vivir cosechando bonos de carbono del podcast A Fondo revelan debido al aumento de la demanda de bonos de carbono han surgido los llamados “carbon cowboys” quienes son especuladores que se aprovechan de la falta de conocimiento por parte de las comunidades para engañarlos y actuar de intermediarios apropiándose de una gran parte de los ingresos. Santiago Valencia sugiere que para evitar caer en los engaños la comunidad debe estar informada, debe apropiarse de su territorio, y debe funcionar la gobernanza. Por esta razón, en la comunidad de La plata, cuando tienen algún empresario interesado en comprar bonos, ellos revisan los planes de responsabilidad social y ambiental del comprador, y además realizan visitas a las compañías, con base a su análisis deciden si venden o no sus bonos. Las estrategias de venta de bonos de carbono que ha desarrollado la comunidad de La Plata son desconcertantes, en especial porque le dan prioridad al mercado nacional aun sabiendo que en el extranjero pueden triplicar sus ingresos.

Por último, algunos de estos efectos adversos se han dado a conocer en medios independientes como Rainforest Journalism Fund. En el cual se publicó un artículo de Andres Bermudez, que revela que “muchos de los bonos de carbono que está vendiendo el mayor proyecto REDD en Colombia podrían ser ilusorios, lo que en círculos climáticos llaman ‘aire caliente’. Las posibles inconsistencias en Matavén ponen en evidencia fallas más amplias en el sistema que regula el mercado de carbono en el país, planteando interrogantes sobre qué tan eficaz está siendo este sistema para reducir la deforestación en la Amazonía.” Esta práctica es peligrosa bajo las políticas que maneja el país debido a que para evitar la doble contabilidad de estos bonos, el gobierno nacional debe descontar esos montos de la plata de cooperación internacional.

Para concluir, es necesario realizar estudios de los impactos directos e indirectos del proyecto REDD+ para lograr identificar fallas en el sistema de mercados del carbono. Esta tarea no es fácil dado que existen heterogeneidades tanto en el tratamiento, como en los datos y en las políticas climáticas de cada país. Además, algo que está claro es que es un desafío evaluar monetaria y económicamente los múltiples beneficios de proteger el ambiente.

Referencias

  • Bermúdez A., 2021. El Mayor Proyecto de Bonos de Carbono de Colombia Estaría Exagerando Sus Beneficios. Rainforest Journalism Fund. [url](https://rainforestjournalismfund.org/es/stories/el-mayor-proyecto-de-bonos-de-carbono-de-colombia-estaria-exagerando-sus-beneficios).
  • Duzán, M., (2022, 14 de abril), Vivir cosechando bonos de carbono [Episodio de pódcast de audio](https://open.spotify.com/episode/71mRBD6RdUkQ8t7yjCtQSQ?si=794acb8f6d414f49). En A Fondo Con María Jimena Duzán.
  • Ecological Carbon Offsets Partners, LLC (ecoPartners), Offsetters, ClearSky Climate Solutions Auditor Rainforest Alliance. 2013. RESUMEN PROYECTO REDD+ BCBM, Consejos Comunitarios de Bajo Calima (BC) y de La Plata-Bahía Málaga (BM)[url](https://s3.amazonaws.com/CCBA/Projects/Bajo_Calima_y_Bah%C3%ADa_M%C3%A1laga_Project_(BC-BM)/Resumen_BCBM_oct+10.pdf).
  • Jayachandran S, Laat JD, Lambin EF, Stanton CY, Audy R, and Thomas NE. 2017. Cash for carbon: A randomized trial of payments for ecosystem services to reduce deforestation. Science,357(6348): 267–273.
  • Masson Delmotte. Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Cambridge University Press, 2021. [url](https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/#SPM).
  • Manuel Rodriguez, Henry Mance, Ximena Barrera y Carolina Garcia. Cambio climático: lo que está en juego. WWF, Uniandes, Friedrich Ebert Foundation y FNA, 2015. [url](https://library.fes.de/pdf-files/bueros/kolumbien/12047.pdf)
  • Simonet G, Bos AB, Duchelle AE, Resosudarmo IAP, Subervie J and Wunder S. 2018. Forests and carbon: The impacts of local REDD+ initiatives. In Angelsen A, Martius C, De Sy V, Duchelle AE, Larson AM and Pham TT, eds. Transforming REDD+: Lessons and new directions. p. 117–130. Bogor, Indonesia: CIFOR.
  • Simonet G, Subervie J, Ezzine-de-Blas D, Cromberg M, and Duchelle AE. 2018b. Effectiveness of a REDD + project in reducing deforestation in the Brazilian Amazon. American Journal of Agricultural Economics, 101:211–29